Estas líneas están dirigidas a los pacientes y familiares, y a todos aquellos otros ajenos a la Medicina, que deseen conocer en que consiste nuestra actividad, cuales son nuestros métodos y objetivos.
La Anatomía Patológica (Patología en la literatura anglosajona) es uno de los pilares en que se fundamenta la medicina moderna. La disciplina nace en la Historia como la rama de la medicina que estudia la naturaleza y causas de las enfermedades. Su desarrollo científico ha corrido paralelo a la progresiva evolución de los métodos de observación y al mejor conocimiento bioquímico y biomolecular del organismo humano y de sus alteraciones. En un comienzo la mayor información provino de la realización de autopsias y de la correlación de los signos y síntomas clínicos con las lesiones encontradas en órganos y tejidos. Luego, con la introducción del microscopio óptico se traslada el lugar de asiento de la enfermedad a la célula y se establece la patología celular como eje alrededor del cual gira todo el conocimiento médico. Con observaciones de mayor definición, mediante el microscopio electrónico, y con el advenimiento de la histoquímica, inmunohistoquímica y biología molecular el panorama cognitivo de la enfermedad traspasa los niveles observacionales y se adentra en los complejos criterios de interacción molecular. Se llegan a conocer cambios en la forma y en la función de los orgánulos intracelulares, y las modificaciones en la constitución y expresión de los perfiles proteicos y de su entorno molecular.
La Anatomía Patológica ha ido transformándose con el paso del tiempo de una especialidad meramente académica, en la que se ponía especial interés por conocer cómo se producía la enfermedad, a una especialidad médica práctica con el fin principal de contribuir al diagnóstico de la enfermedad y curación de los pacientes. Este objetivo se consigue mediante el estudio histológico de pequeños fragmentos titulares (biopsias), de piezas de extirpación quirúrgica y de estudios citológicos de exudados, secreciones y aspirados de órganos.
En la mayoría de las ocasiones, los resultados definitivos se obtienen en un corto periodo de tiempo porque las alteraciones morfológicas son fácilmente reconocibles con los medios de observación ordinarios. Sin embargo, en otras, es preciso recurrir a estudios especiales, que se van realizando escalonadamente en función de los resultados que se obtienen; en estas situaciones, el diagnóstico final puede retrasarse unos días o semanas, según la complejidad del estudio complementario. Cuando esto sucede, el anatomopatólogo o patólogo se pone en contacto directo con el médico o con el paciente para irle comunicando los resultados parciales del estudio.
Es importante destacar que los informes anatomoclínicos no son determinaciones analíticas realizadas por una máquina y verificables mediante un patrón analítico, sino que son verdaderos dictámenes, elaborados mediante el conocimiento y experiencia de cada especialista, al observar las laminillas obtenidas de cada caso y elaboradas en el propio laboratorio.
Es norma en buena práctica médica estudiar, con metodología oportuna, todo el material que se obtenga en el curso de cualquier exploración clínica o de una intervención quirúrgica. No es suficiente la simple impresión del médico; es necesario su estudio más detallado. Por ello, se debe exigir que todo el material que se extraiga del cuerpo sea analizado por el médico especialista más apropiado, y, en el caso de tejidos y células, es el especialista en Anatomía Patológica.